Canis lupus baileyi
Es
asombroso como los sentimientos de alegría y frustración pueden mezclarse en
tan solo unos cuantos segundos. Me
explico; me encontraba, como siempre desde hace varios años, viendo las
novedades sobre vida silvestre que se publican en uno de los más famosos grupos
sociales.
La noticia que
ví era extraordinaria; después de 50 años, el Centro de Rehabilitación del Parque
Nacional de Sochi al suroeste de Rusia, había hecho posible que dos leopardos
persas - Panthera pardus saxicolor-
nacieran para renovar esperanzas de reintroducción de la especie a las montañas
del Cáucaso, existen menos de 1,300 individuos en estado salvaje. Esas noticias son raras, especiales, y llenas
de esperanza.
Acto
seguido, me recordé que hace ya muchos años, entre 1988 y 1989, fui testigo de
un caso extraordinario de reproducción exitosa del lobo mexicano. Al menos un colega bioquímico sabe esta historia: En ese
entonces, dos entusiastas jóvenes veterinarios habían ido al Zoológico de San
Cayetano para administrar los programas de sanidad y reproducción de los animales
que ahí se encuentran. En el corto lapso
de tiempo que me tocó convivir con ellos, habían terminado un reporte
preliminar del éxito de sus esfuerzos para lograr que dos lobos mexicanos puros
pudieran tener cachorros. En ese
entonces hablaron de cuatro en la camada.
El logro era especial porque ambos habían sufrido una serie de
penalidades desde la poca cantidad de recursos que llegaban para alimentarlos,
hasta ir recorriendo las carnicerías del pueblo de San Cayetano para convencer
a los dueños de que les donaran carne para poder balancear la dieta de los
lobos de mejor manera. Los
administradores de los recursos del gobierno federal pensaban que con sacos de
alimento seco para perro tenían más que suficiente.
Ambos se
fueron poco tiempo después a seguir con sus carreras, si no mal recuerdo, se
fueron fuera del país a proseguir su preparación con estudios de post-grado.
Volviendo a
la realidad del 2013, me he dado cuenta que el lobo mexicano está extinto en
vida salvaje, este lobo es el más pequeño de todos y su adaptación al desierto
de Sonora y Chihuahua fue extraordinaria.
Nuevamente, el reclamo de tierras de cultivo y ganadería lo fueron
empujando gradualmente a la extinción.
Me entero que Arizona y Nuevo México declararon la zona, a mediados del
siglo XX, como “Zona libre de lobos”.
Frase triunfalista que demuestra el poco conocimiento ambiental que se tenía
y aún se tiene.
El artículo
que leí indica que hay en cautiverio alrededor de 500 individuos en diferentes
zoológicos entre Canadá, Estados Unidos y México. Hay 48 individuos en México y 155 en Estados
Unidos, no se reporta la cantidad que se tiene en Canadá y se cree (por no perder la esperanza), que
hay algunos individuos libres en las zonas serranas.
Sigo
insistiendo, hay recursos de sobra para la destrucción pero no hay recursos
para la construcción y reparación del medio ambiente. El lobo mexicano muere como todos los lobos
en el mundo, orgulloso, solitario, enigmático, perseguido, pero nunca pidiendo
tregua.
http://www.ibiologia.unam.mx/pdf/lobo.pdf