domingo, 17 de junio de 2012

El Mar de Cortez que recuerdo

Hace ya 26 años, tuve la gran oportunidad de irme a estudiar a un pequeño pueblo frente al mar de Cortez.  La escuela se sitúa en una elevación que domina la bahía de Bacochibampo donde los atardeceres son infinitos de color ocre, oro y guinda y el mar te invita a refrescarte en sus aguas casi todo el año.
Esta hermosa bahía fue para mí un lugar de quietud, enseñanza, reflexión y abrigo.  Me enseñó a amar y respetar el mar, la vida marina abundaba ahí y con ayuda de ciertas técnicas rudimentarias de pesca me proveyó de alimento en los días difíciles al final del mes cuando la mesada ya se había acabado.
Fue mi primer lugar de exploración marina, conocí holotúridos (pepinos de mar), moluscos (pulpos, almejas), equinodermos (estrellas de mar), crustáceos (langostas, camarones), pargos, cabrillas, sardinas, morenas, uno que otro tiburón, mantarrayas,  delfines, lobos marinos, pelícanos, gaviotas, rabihorcados, albatros, alguna que otra bubia.
Los viajes a las Bajas, a las islas Tiburón, a las islas que conforman el canal de ballenas, la Bahía Ojo de Liebre, Santa Rosalía donde se probaba la langosta con frijoles, me ilustraron sobre la vida marina en esas interminables horas de observación a bordo de los barcos sardineros.  El mar brillaba todas las noches con reflejos fluorescentes creados por las “noctilucas” pequeños dinoflagelados que brillan en la noche.  También me enseño a amar el desierto, las montañas, las víboras de cascabel, el berrendo, el borrego cimarrón, el monstruo de gila, el bacanora etc.  El Mar de Cortez es en sí un magnífico lugar donde puedes encontrar lapas, abulones, ballenas en fin, para no hacer el cuento largo, es una explosión magnífica de vida. 
Este mar es un laboratorio natural gracias a la quietud de sus aguas, la transparencia de estas y la profundidad que alcanza.  Aquí se descubrieron por primera vez las chimeneas oceánicas  y en donde se observó la vida oceánica basada en quimiosíntesis.
Estas reflexiones fueron disparadas por la noticia de que se cancela un proyecto turístico en las cercanías de Cabo Pulmo en Baja California Sur.  Este proyecto era constructivo y tenía un alto potencial de dañar uno de los pocos arrecifes de coral en buen estado que existen en el mundo.  Este coral es parte del gran ecosistema que es el Mar de Cortez, el mar con mayor diversidad de vida marina. 
Aún con esta buena noticia, quedan por ahí algunas especies como la totoaba y la vaquilla que siguen, desde hace años, enfrentando la extinción.  México, nosotros los mexicanos, podemos ser nuevamente un ejemplo mundial.  La protección del Mar de Cortez beneficia a gran parte de la vida oceánica así como la vida endémica de sus islas. 
Nuestros océanos se desertifican, se están agotando, se acidifican y están disminuyendo su concentración de sales.  Estos necesitan santuarios donde las especies marinas puedan ir a refugiarse y reproducirse; santuarios que le permitan a la naturaleza recuperar la vida en estos.  Yo si quiero ver que el Mar de Cortez, nuestro mar Bermejo sea uno de los santuarios de los océanos del mundo

2 comentarios:

  1. vivo a escasos minutos de bahía Bacochibampo, hace rato que escuchaba una canción de Drexler que narra con detalle un momento importante de mi vida, busqué para ver quien mas ha visto noctilucas acá y me apareció tu blog :)
    La canción se llama precisamente "Noctiluca"
    gracias por compartir tus vivencias en el blog, no mucha gente aprecia las maravillas del mar Bermejo.

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    1. Daniela,
      Es encantador tu comentario. Aunque la agenda de conservación de biodiversidad ha sido vapuleada varias veces y dejada en el asiento de atrás en infinidad de administraciones, esperamos que con el tiempo volvamos a tener la conexión hacia la naturaleza que necesitamos para amarla y cuidarla.

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