sábado, 24 de mayo de 2014

La otra gran amenaza



El metano  -CH4- es el principal componente del  gas natural y ocurre en la naturaleza a través de varias vías; por los procesos de fermentación de los rumiantes y por la putrefacción anaeróbica de las plantas.  El metano fue formándose a partir de los grandes bosques que poblaron la tierra en el periodo Carbonífero (comienzo hace 360 millones de años, fin hace 298 millones de años), de la era Paleozoica.  Estos grandes bosques poblaron de tal forma la Tierra que el Oxígeno creado por su metabolismo ha tenido los niveles más altos en la Tierra (35%), ninguna concentración de Oxígeno ha sido mayor antes o después de este periodo.

La extinción masiva del periodo Carbonífero se debió probablemente al cambio climático que ocurrió en el Carbonífero Superior, después de haber gozado de un clima cálido y húmedo en el Carbonífero Inferior y Medio.  Los grandes árboles que habían desarrollado la lignina; polímero creado para dar rigidez a las grandes plantas, mueren y son enterrados gradualmente.  Parece ser que las bacterias y hongos que descomponen estas grandes plantas, no tenían en ese entonces la forma de digerir la lignina y la celulosa.  Como resultado, se acumulan grandes depósitos de carbón y de gas metano por la putrefacción de las plantas en lo que fueran grandes extensiones de pantanos; el  metano es atrapado en los polos, por la acumulación de las capas de nieve y hielo sobre estos pantanos a lo largo de millones de años.

El metano es un gas inodoro, incoloro, insoluble en agua y altamente explosivo.  Es un gas de efecto invernadero muy potente con un potencial de calentamiento global de 23.  Esto significa que en un periodo de 100 años, cada kilogramo de metano calienta la Tierra 23 veces más que el Bióxido de Carbono.  Actualmente, la concentración de Bióxido de Carbono a Metano es de 200:1 mas esto puede cambiar en muy poco tiempo.

Con el calentamiento global, se reporta en los últimos años que las capas de hielo de ambos polos se encuentran derritiéndose, el “permafrost”; la capa de tierra que ha sido endurecida por las bajas temperaturas en las tundras y los polos, ha comenzado también a derretirse. 

Como resultado, se han dejado expuestas grandes extensiones de humedales llamadas “marismas” que tenían atrapado el metano.  La cantidad de metano que estas marismas han liberado a la atmósfera es enorme y apenas han comenzado a cuantificarla.  Esto ha sido motivo de alarma en la comunidad científica.  Una vez comenzado el proceso de deshielo, la liberación de metano no se puede parar.  Aún cuando dejemos de emitir gases de invernadero, el metano seguirá liberándose a la atmósfera con consecuencias devastadoras para el clima.  

En la quinta valoración  del cambio climático dentro del reporte del  Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático, se estima que el clima terrestre puede incrementarse en 8.6 grados Fahrenheit sobre las temperaturas registradas de 1986 hasta el 2005 debido a la liberación del metano.  Una vez que la temperatura terrestre se incremente y no haya forma de parar el proceso, este entrará en un ciclo continuo de: liberación constante de metano, incremento de gases invernadero, incremento de temperatura, deshielo del permafrost.

Parece que estamos frente a una novela cataclísmica de terror, donde la vida como la conocemos estará a punto de cambiar a través de una nueva extinción masiva. 

¿Qué hacer?  Se me antoja  que por lo pronto tú y yo sembremos árboles, adoptemos prácticas de reciclo, de transporte en bicicleta, disminuir prácticas consumistas, ahorrar agua.  Convertir esto en una forma de vida.

Que a nivel gubernamental se instituyan leyes y reglamentos para pasar de una generación de energía a través de la combustión de petróleo y carbón a la utilización de energía renovable. Que se instituyan santuarios marinos, y disminuir los contaminantes arrojados al mar que impiden crecer al fitoplancton.



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